El Antiguo Testamento y el diezmo
El diezmo es un concepto que se remonta a los tiempos bíblicos y tiene una gran importancia en la fe. Según la Biblia, el diezmo se refiere a la décima parte de los ingresos o los frutos de la tierra que se debe dar como ofrenda a Dios. Esta práctica se menciona por primera vez en el Antiguo Testamento, específicamente en el libro de Génesis.
En Génesis 14:18-20, se relata cómo Abraham, después de obtener la victoria en una batalla, se encontró con Melquisedec, quien era el sacerdote del Dios Altísimo. Abraham le entregó una décima parte de todo lo que había obtenido en la batalla, como muestra de gratitud y reconocimiento a Dios. Esta acción de Abraham estableció un precedente para el diezmo como una forma de honrar a Dios y demostrar gratitud por Su provisión.
Desde entonces, el diezmo se convirtió en una práctica común en la vida de los israelitas. En el libro de Levítico, Dios instruye a Moisés a decirle al pueblo de Israel:
““Habla a los israelitas y diles: Cuando entren en la tierra que les doy y cosechen su cosecha, traerán al sacerdote una gavilla como ofrenda de las primicias de su cosecha.”
Esta ofrenda de las primicias de la cosecha también se consideraba parte del diezmo. Los israelitas estaban obligados a dar una décima parte de sus ingresos y cosechas al sacerdote como una ofrenda sagrada.
La importancia del diezmo en la fe
El diezmo se considera crucial en la fe porque es una expresión de confianza en la provisión de Dios y una forma de ponerlo a Él en primer lugar en nuestras vidas. Al entregar la décima parte de nuestros ingresos a Dios, reconocemos que todo lo que tenemos viene de Él y demostramos gratitud por Su fidelidad y bondad.
Además, el diezmo también juega un papel importante en el sostenimiento de la obra de Dios en la tierra. En el libro de Malaquías, Dios habla duramente contra aquellos que retienen sus diezmos y no los devuelven a la casa de Dios:
““Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en Mi casa. Pónganme a prueba en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.””
Dios promete bendición a aquellos que son fieles en el diezmo y sostienen la obra de Su casa. El diezmo, por lo tanto, no solo es un acto de obediencia, sino también un acto de fe, confiando en las promesas de Dios.
En el Nuevo Testamento, si bien no se menciona específicamente el diezmo como una obligación para los creyentes, se alienta la generosidad y el apoyo a la obra de Dios. En 2 Corintios 9:7, el apóstol Pablo escribe:
“Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.”
Este versículo enseña que debemos dar de corazón y con alegría, sea una décima parte o cualquier porcentaje que hayamos decidido dar. La importancia está en nuestra actitud, en reconocer a Dios como el dueño de todo y en ser generosos en nuestros recursos.
En resumen, el diezmo tiene un origen bíblico y una gran importancia en la fe. Es una forma de honrar a Dios, reconocer Su provisión y sostener la obra de Su casa. Aunque en el Nuevo Testamento no se menciona específicamente el diezmo, se nos anima a ser generosos y a dar de corazón. Que el diezmo sea una expresión de nuestra confianza en Dios y una oportunidad para bendecir a otros con nuestros recursos.
¿Es obligatorio dar el diezmo hoy en día?
En el Nuevo Testamento, no se establece como una obligación el dar el diezmo. Sin embargo, se nos alienta a ser generosos y a dar de corazón. La importancia está en nuestra actitud y en reconocer a Dios como el dueño de todo.
¿Cuál es la diferencia entre el diezmo y la ofrenda?
El diezmo se refiere a la décima parte de los ingresos o las cosechas que se da como ofrenda a Dios, mientras que la ofrenda puede ser cualquier cantidad adicional que se da voluntariamente y de forma generosa.
¿Puedo dar mi diezmo a organizaciones benéficas en lugar de a la iglesia?
Si bien la iglesia se considera el lugar principal para dar el diezmo y sostener la obra de Dios, no está limitado exclusivamente a esa opción. Sin embargo, es importante orar y considerar cuál es el lugar en el que Dios nos guía a invertir nuestros recursos.
¿Qué pasa si no puedo dar el diezmo?
Dios valora nuestra intención de dar y nuestra actitud de generosidad. Si no podemos dar la décima parte de nuestros ingresos, podemos empezar por dar lo que podemos y confiar en la fidelidad de Dios para suplir nuestras necesidades. El diezmo no debe ser una carga, sino una oportunidad para confiar en la provisión de Dios.